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"La pandemia en sí misma no genera problemas de caracter psicopatológico"

El Lic. Marcos Rudolf es vecino de Canning y cuenta su visión de los efectos de la pandemia desde la psicología.

¿Se puede hablar de “secuelas” psicológicas después de lo que fue la cuarentena y sigue siendo la pandemia?

Sobre todo en quienes tienen más marcada la necesidad de la sociabilización, como los ancianos o sobre todo los chicos. Los chicos tienen la paradoja de que se están construyendo de una manera muy diferente a una generación que hoy se considera adulta. Tienen que crecer y ser en un ambiente que no les permite interactuar de la manera que deberían y que es recomendable a esa edad. Los psicólogos trabajamos a través de un método deductivo, no inductivo. Vemos los efectos una vez que pasaron, y después con herramientas de interpretación vemos el “a qué se debe” y “lo que debería haber sido”. Desconocemos bien cuáles son esos efectos pero van a estar relacionados a distintas falencias a la hora de relacionarse con los otros, o incapacidades afectivas. No en todos los casos, nunca se puede generalizar en psicología.

¿Cuáles son los principales efectos que se ven hoy en el adulto promedio?

Angustia por sobre todas las cosas, y una incertidumbre hacia el futuro que genera desbordes anímicos en el sujeto. Hay que pensar que no fue únicamente el encierro, o el virus. El virus provocó una cuarentena que provocó estrés que viene desde muchos áreas. Uno como persona se encuentra con la necesidad de aislarse de sus seres queridos, pero también con la necesidad de descontinuar con su trabajo, hay toda una crisis económica que engloba un montón de angustias según las necesidad de cada uno. Y la incertidumbre es fundamental. Porque la rutina de las personas se vio completamente alterada, y muchos tuvieron que perder un montón de cosas con las que garantizaba su bienestar.

¿Puede alguien “volverse loco” por la pandemia o la cuarentena?

Es un tema delicado y muy difícil tratar de resumirlo en pocas palabras. La pandemia en sí misma no genera problemas de carácter psicopatológico. Para que eso suceda tiene que haber una disposición de la persona, ciertos problemas previos para los cuales los efectos nocivos de la cuarentena van generando que esas patologías que estaban resguardadas vayan brotando. Pero nunca las genera el aislamiento.

¿Estas psicopatologías debían estar ahí desde antes entonces?

En psicología siempre distinguimos lo que es lo congénito, lo hereditario, las experiencias infantiles de lo que es el ambiente. Una metáfora que está buena para entenderlo es imaginar que cada persona es una casa. Los más chicos son casas en construcción, para los que una tormenta puede ser súper nociva. Cada adulto habrá construido su casa a razón de diversos materiales, más duras, menos, algunas listas para enfrentar esas tormentas y otras no, o lo que venga del ambiente. Pero esta tormenta nos tomó a todos desprevenidos, entonces las defensas con las que cada uno cuente son fundamentales para entender el efecto de la pandemia sobre ellos.

Una casa bien construida y con cimientos firmes no pudo haber sido tumbada por la “tormenta” que fue la pandemia ¿no?

No. Porque tiene las defensas necesarias para entenderlo primero, después procesarlo y finalmente adaptarse. El proceso de adaptación a las circunstancias del medio son fundamentales para entenderlo. Entonces puede que los que tengan dificultades para adaptarse, les fue mucho más difícil y lo sufren y manifiestan con diferentes sintomatologías: depresiones, estrés, ansiedad, y que finalmente pueden haberse o no transformado en trastornos.

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